Las semillas están de moda, y ¡no solo por ser el topping por excelencia del pan de hamburguesa! Son un grupo de alimentos que el ser humano ha consumido desde la antigüedad.

A pesar del formato reducido que las caracteriza, son pequeños tesoros nutricionales que a menudo pasan desapercibidos en las recomendaciones alimentarias. Pero no tenemos que olvidar que son la parte del fruto que contiene el germen de una planta nueva y, por lo tanto, dentro hay todo el necesario para dar lugar a una futura vida. ¡Es evidente que deben tener un gran valor y densidad nutricional!

¿Qué beneficios nos aportan las semillas?

Las semillas son muy interesantes por su perfil nutricional y las podemos introducir en nuestra dieta durante todo el año.

Entre sus propiedades podemos encontrar:

-          Son ricas en fibra y en proteína vegetal.

-          En general, nos aportan minerales como el hierro, el fósforo o el magnesio, además de vitamina E.

-          Algunas semillas como las de sésamo, o las de calabaza, nos aportan calcio.

-          Entre sus propiedades destaca el alto contenido en ácidos grasos poliinsaturados, dentro de los cuales encontramos los conocidos omegas 3 y omega 6. Sustituir grasas saturadas por insaturadas (los poliinsaturados lo son) en nuestra dieta contribuye a mantener niveles normales del colesterol sanguíneo. Las semillas de calabaza, de girasol, el sésamo, y el lino son una buena forma de aportar estas grasas insaturadas a nuestra dieta.

 

Hay que recordar que no es el mismo consumir las semillas, que el aceite de las semillas. Al usar solo el aceite, únicamente aprovechamos la parte oleaginosa de la semilla, derrochando la fibra y la proteína vegetal.

En resumen, introducirlas en nuestra alimentación puede ser una buena forma de contribuir a adquirir algunos de los nutrientes necesarios para nuestro cuerpo.

 

 

Y el quid de la cuestión: ¿molidas o enteras?

Es frecuente consumirlas molidas o trituradas, puesto que resulta un formato muy fácil de incluir en cualquier receta. Pero ¿qué diferencia hay? La accesibilidad que tendrá el organismo a esos nutrientes.

Como hemos dicho, las semillas son alimentos muy resistentes por su cobertura de fibra vegetal, que protege los micronutrientes de su interior: aminoácidos (proteína), vitaminas, y minerales...

Para absorberlos completamente es posible que la masticación y la digestión no sea suficiente.

Procesos que favorecen la absorción de los nutrientes de las semillas

Si estas no se mastican adecuadamente, pasarán libremente por el tubo digestivo, y al final quedarán tal y como han entrado. Por eso a veces las semillas se trituran, para liberarlas de su cáscara protectora, y conseguir así hacer accesibles las propiedades que se esconden en el interior.

 

¿Cuál es la solución? ¿Cómo podemos tratar las semillas?

-          Molerlas: preferiblemente en casa con un mortero o molinillo, justo antes de consumirlas. Si lo haces, es siempre mejor procesarlas tú mismo/a, por seguridad y para que pase el menor tiempo posible desde el procesado hasta la ingesta. ¡Podrás esparcirlas sobre cualquier plato!

-          Hidratarlas: dejar las semillas en la nevera en agua, leche o bebidas vegetales es muy buena idea.

-          Tostarlas: el proceso de horneado o tueste favorece la biodisponibilidad de los nutrientes, a la vez que acentúa el sabor característico de la semilla. Los panes con semillas de Turris ya tienen el trabajo hecho.

 

¿Qué semillas podemos introducir a nuestra dieta?

Las semillas pueden mejorar mucho la calidad de tus platos, pero hay que recordar que la cantidad que acostumbramos a consumir es pequeña. Además, los beneficios nutricionales de un alimento no son tan relevantes si los comemos solo puntualmente. Como siempre, habrá que ser constante y conseguir que formen parte de tu alimentación, ya sea en el pan que acompaña tus platos, o incluyéndolas en ensaladas, yogures, y en múltiples opciones como los snacks saludables de Turris.

Hay muchísimas semillas con características organolépticas y propiedades diversas. A continuación, veremos algunos ejemplos:

Sésamo

Las semillas de sésamo son una muy buena fuente de calcio. Las encontramos de manera tradicional en algunos panes, y se incluye también en el hummus, en forma de pasta, más conocida como tahini. Como todas las semillas podemos encontrarlas en forma natural o tostada. Prueba los snacks de Turris y saborearás el sésamo tostado.

Pipas de calabaza

Las pipas o semillas de calabaza se pueden encontrar con cáscara o sin. Destacan por su elevado contenido en proteína, muy deseable al ser de origen vegetal. Hazte un bocadillo con el pan de Molde de cereales y ¡las encontrarás crujientes!

Lino marrón y dorado

El lino marrón y dorado son semillas con cáscara. Nos aportan sobre todo fibra a la vez que grasas insaturadas. Consumirla entera supondrá que haga, sobre todo una “función de arrastre”, favoreciendo el tráfico intestinal.

 

 

Todas estas semillas, y muchas más, las puedes encontrar, por ejemplo, en el xusco de cereales de Turris, contribuyendo a la riqueza nutricional del pan y ¡haciéndolo irresistiblemente crujiente! Si quieres leer más de los ingredientes de nuestros panes, puedes leer este artículo. ¡Disfrutad con las semillas de Turris!