El pan es un alimento que ha estado presente desde hace miles de años en la alimentación de la cuenca del mediterráneo. Además de ser uno de los símbolos de la dieta mediterránea, el pan tiene un perfil nutricional muy interesante que no todo el mundo conoce. ¿Quieres descubrir por qué el pan es un alimento saludable? Te lo explicamos a continuación.

El pan y la dieta mediterránea

El pan es un alimento básico de la dieta mediterránea, un modelo de alimentación conocido por prevenir la aparición de enfermedades cardiovasculares, entre otras. Referente histórico de las ciudades cercanas a la cuenca del mediterráneo, la dieta mediterránea se basa en la trilogía del trigo, la viña y el olivo: pan, vino y aceite de oliva

A nivel nutricional, se trata de una dieta rica en hidratos de carbono, que provienen del pan, los cereales y las legumbres; un contenido moderado en grasas saludables, principalmente a partir del aceite de oliva, y una aportación moderada de proteína, a partir de huevos, pescado y carnes. Los vegetales y la fruta son presentes en cada comida.

A partir de este modelo de dieta, nace la Pirámide de la Dieta Mediterránea de nuestra población, donde el pan se descubre como un alimento básico y de consumo diario.

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Imagen: ©2010 Fundación Dieta Mediterránea

 

Aspectos nutricionales del pan

El pan es un alimento elaborado, principalmente, con harina, agua, levadura o masa madre y una pequeña cantidad de sal. Se puede hacer a partir de diferentes harinas, pero la más tradicional es la de trigo. Esta harina puede ser refinada (es decir, sin la cáscara del grano) o puede ser integral, con un contenido de fibra, vitaminas, minerales y antioxidantes superior.

Hidratos de carbono

El pan se compone mayoritariamente de hidratos de carbono en forma de almidón, que es la sustancia que fermentará las levaduras posteriormente. Por otro lado, el pan también aporta una pequeña cantidad de azúcares como la maltosa y la sacarosa. Los hidratos de carbono son imprescindibles en una dieta equilibrada, puesto que nos aportan la energía necesaria por el día a día.

Proteínas y grasas

Además, el pan contiene proteínas y muchas pocas grasas. Las proteínas del pan son de origen vegetal, que los expertos en nutrición recomiendan que se incluyan a la dieta en la misma proporción que las de origen animal. Los panes hechos con trigo, espelta, avena, centeno o cebada contienen gluten de forma natural, una proteína que permite el proceso de panificación.

Vitaminas, minerales y fibra

En cuanto a las vitaminas destacan las del grupo B y E, mientras que de minerales resaltan el potasio, el calcio y el magnesio. Algunos panes contienen también una cierta cantidad de sodio (en forma de sal añadida), por lo tanto, hay que tenerlo en cuenta en dietas bajas en este mineral. Además, el contenido en fibra del pan es destacable, especialmente en las variedades integrales.

Hay que tener en cuenta que si al pan se le añaden otros ingredientes, el contenido nutricional también variará. Por ejemplo, a un pan de nueces, se le sumarán las grasas saludables (omega-6 y omega-3) de este fruto seco.

 

La magia de la fermentación

En la elaboración del pan, están presentes ciertos microorganismos beneficiosos, conocidos popularmente con el nombre de levaduras, que se alimentan del almidón y de los azúcares de la harina. La levadura utiliza el azúcar para iniciar un proceso de fermentación que hace que aumente el volumen de la masa del pan. Gracias a esta fermentación, se transforma un cereal crudo, que no podríamos digerir, en un producto fácilmente digerible.

Por todo esto, el pan ha sido, es y será un alimento saludable que puede formar parte de la mayoría de las comidas: tostadas para desayunar o merendar, en bocadillos, a rebanadas para acompañar la comida y cena, o como ingrediente en muchos platos tradicionales, como la sopa de ajo.

 

El pan conjuga tradición y salud; ¡disfruta cada día de su aroma, sabor y textura!