Más allá del trigo, actualmente, hay un amplio abanico de cereales que podemos integrar en nuestra dieta. Por un lado, tenemos los más comunes, como son el arroz, el trigo o el maíz, por ejemplo, y, del otro, cereales con múltiples beneficios, como la espelta y el centeno, los cuales descubrirás en este artículo.

 

La espelta

Es una variedad de trigo, considerado como el cereal más antiguo del mundo. Emplazado primeramente en Irán, desde donde se expandió a los cultivos orientales, se ha encontrado que, además de consumirlo como ración de cereal habitual, se empleaba como ingrediente para elaborar cerveza. Aún así, perdió presencia a partir del siglo XIX, debido a que el trigo común ofrecía una rentabilidad más alta. Por lo tanto, no se le ha dado la importancia que merece hasta ahora, que hay una mayor concienciación de los beneficios de los alimentos y estamos pendientes de las nuevas tendencias en alimentación, entre las cuales destaca la espelta.

Lo que distingue estructuralmente la espelta del trigo común son las dos partes de la espiga, que conforman una cáscara que se mantiene incluso después de pasar por el proceso de la trilla,  lo que hace que este cereal sea muy resistente en condiciones climatológicas adversas o plagas, convirtiéndolo en la variedad de trigo idónea para el cultivo de tipo ecológico.

Lo que hace que la espelta sea una variedad tan interesante nutricionalmente, es que consta de hasta un 75% de hidratos de carbono y un 15% de proteínas, siendo éstas más completas que las del trigo, puesto que incluye un aminoácido esencial, la lisina, clave por su contribución en la absorción del calcio y el desarrollo de nuestras defensas. Junto con su escasa aportación de grasas, una mayor cantidad de vitaminas del grupo B, que favorecen el funcionamiento normal del sistema nervioso y del metabolismo, sin olvidarnos de minerales importantes por el buen rendimiento de nuestro organismo como el magnesio, el zinc, el hierro, el fósforo y el calcio, hacen de la espelta un cereal muy completo. Además, su contenido en fibra soluble y su facilidad para disolverse en agua hace que sea más digerible.
Entre las aplicaciones más interesantes, tenemos la harina de espelta para la elaboración de productos de panadería, bollería, cerveza, copos o salvado.
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El centeno

El centeno es otro cereal milenario conocido para formar parte de la elaboración del pan de los esclavos durante la etapa del Imperio Romano, que ahora se consume de manera habitual en países como Alemania y Finlandia. Denominado comúnmente pan negro por su color oscuro, y que ofrece grandes ventajas.

Su planta se puede cultivar en circunstancias muy adversas, siendo apto para tierras muy áridas, pobres en nutrientes y con temperaturas bastante frías de montaña, y puede formar parte de entornos sostenibles gracias a su aportación de nutrientes al suelo disponibles por otros cultivos. Estos nutrientes también son muy interesantes para la salud humana cómo en el caso de la espelta, debido al alto contenido de fibra, la menor cantidad de gluten, las vitaminas del grupo B y la poca aportación de proteínas y grasas. Además, los productos que se elaboran con centeno pueden mantenerse frescos varios días.

Debido a la dureza de su grano, se recomienda su consumo en forma de copos, pan, galletas, bizcocho, incluso, existe un tipo de whisky elaborado con este cereal. ¿Has probado el pan de centeno de Turris elaborado con harina de centeno integral? Resulta ideal para acompañar tus platos, otorgándolos un toque de intensidad, gracias a su sabor y aroma.

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