El origen de la tradición

En origen, este día hacía homenaje a los muertos. El 1 y el 2 de noviembre, según el calendario religioso, se celebra el día de Todos los Santos y el Día de los Difuntos, un momento en que los vivos visitan los muertos en los cementerios.
Marcada en el calendario como una de las fechas señaladas por la iglesia católica, lo cierto es que los orígenes de este día tienen el sello de la cultura celta y no de la cristiana, que la adoptó posteriormente. Los celtas dividían el año en dos partes; la de la luz, que abarcaba los meses de primavera y verano, y la de la oscuridad, que englobaba la época de otoño e invierno. En medio de estos dos periodos había unos cuantos días de «transición», que eran aprovechados para celebrar una festividad que servía para dar la bienvenida a la época de oscuridad que llegaba y en la que se creía que los difuntos podían contactar con los vivos.

 

¿Y por qué comemos castañas y panellets?

Hay varias leyendas que explican el origen de la tradición de comer castañas, boniatos, panellets y vino dulce.
Según la más extendida, durante estos días, los campaneros hacían sonar las campanas de las iglesias sin descanso para avisar a los vecinos de la llegada del momento de orar por los difuntos. Era una tarea agotadora, por lo que se les llevaba algunas de las viandas típicas de aquella época del año; castañas y boniatos, para coger fuerzas.
El siglo XVIII, esta costumbre se había extendido a toda Cataluña y se había convertido en una práctica popular. Las castañas se comían en un ambiente estrictamente familiar y se hacía una ceremonia de culto, con una actitud muy seria y respetuosa. Había la creencia de que por cada castaña que se comía esa noche, un alma era liberada del purgatorio. Una tradición que adquirió un nombre, la castañada, y un símbolo, la castañera.
En cuanto a los orígenes de los panellets, existen varias versiones. Hay quien habla de una evolución de las antiguos comidas funerarias; y hay quien los relaciona con una costumbre ligada a la bendición de panes.
Las tradiciones de Todos los Santos no se acaban con las castañas, los boniatos y los bollos. También es costumbre de consumir fruta confitada estos días. Antes, en pueblos y ciudades, la fruta confitada a base de azúcar se rifaba junto con los panellets. El membrillo, la confitura de membrillo, es todavía hoy un manjar muy típica de estas fechas.

 

La calabaza, también en Cataluña

La calabaza vacía con una vela dentro es una de las principales iconos que hoy en día relacionamos con el Halloween. Pero, ¿sabías que también es una tradición catalana?
Durante la época medieval existía la costumbre, en numerosos lugares del país, de preparar una calabaza vacía con una vela llameante, lo que se llamaba vulgarmente: hacer el miedo. Esta práctica se había hecho mayoritariamente en las comarcas del Ripollès y de Osona, y también en las comarcas de la Franja. A veces, la calabaza era sustituida también por un nabo, que se vaciaba de la misma manera.

 

De la tradición a la actualidad

Ya conocemos un poco más sobre esta tradición popular y arraigada en nuestro país, la Castañada y el día de Todos los Santos. Actualmente, sin embargo, la castañada es una fiesta en la que amigos y familiares se encuentran para pasarlo bien y hacer una buena cena que de postre tendrá castañas y boniatos y evidentemente también panellets.
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