¿Qué es un producto light?
Antes de hablar sobre si un producto light nos ayudará o no a adelgazar, hace falta saber qué característica tiene ese alimento para etiquetarlo de esa manera. Según lo que establece el Reglamento Europeo actual, un producto se puede considerar «light» cuando consigue reducir como mínimo un 30% de energía o de alguno de sus nutrientes en comparación al producto inicial de referencia o con otro producto similar. 

Para que te hagas una idea: se podría decir que un queso cremoso es «light» si el fabricante consigue reducir el 30% de la energía que aportaría un queso cremoso normal. O bien es «light en grasa» si disminuye el 30% del total de sus grasas.

 

¿Los productos light adelgazan?

En general, podríamos afirmar que no hay ningún alimento que por sí solo adelgaza, ni siquiera aquellos que se han modificado para aportar menos energía o menos nutrientes. Una pauta dietética puede ayudar a una persona a bajar de peso, un producto único no. Pero, ¿por qué? Conseguir un alimento con menos energía (kilocalorías), grasas, azúcares… no es sinónimo de producto adelgazante porque continúa aportando energía y nutrientes, menos que antes, ¡pero lleva!

Los macronutrientes de los alimentos nos aportan energía. Por un lado, encontraríamos los hidratos de carbono y las proteínas, que aportan 4 Kcal por cada 100 gramos de nutriente. Por otro lado, encontraríamos grasas que nos aportan 9 Kcal por cada 100 gramos. Viendo esta diferencia energética es fácil pensar que, como los grasas aportan más cantidad de energía por unidad de peso, reducirlos o eliminarlos de la diera es la clave para perder peso (ahora sabemos que no todas las grasas son iguales y que no todas se han de reducir o evitar). Con esta teoría en la mano, comenzaron a salir productos en los cuales el contenido de energía y de grasas se reducían. En muchas ocasiones, se retiraba este ingrediente de la composición del alimento, para obtener unas características de sabor y textura similar al producto original, y en su lugar añadían otros ingredientes (principalmente azúcares) que desequilibraban la balanza.

Por último, a veces pasaba que cuando se consumían productos «ligth» se subestimaba su contenido de energía. Acababa siendo el típico producto que «como es light puedo comer un poco más…» y al final se acaba consumiendo las mismas kilocalorías o más que si se hubiera optado por el producto «original».

Por tanto, es importante que antes de comprar un producto, te fijes bien en la etiqueta de los alimentos y compruebes los ingredientes que se utilizan y el total de nutrientes que aporta. Al fin y al cabo, una de las cosas más relevantes es el origen de estas calorías y de estos nutrientes. No es la misma calidad de energía la que proviene del aceite de oliva virgen extra que la que obtendrás que las chucherías, ¿verdad?