Un clásico de la bollería, de diferentes medidas y de infinitos sabores... ¿sabes de qué te estamos hablando? Sí, estamos hablando de las famosísimas magdalenas. Es el dulce ideal para desayunar o merendar. Cualquier momento es perfecto para comerse una, ¿no crees? Son muchos quienes piensan que las magdalenas son los mejores productos de bollería que existe. ¿Te gustaría conocer su historia y origen? ¡Te lo explicamos en este artículo!

 

Dicen que hay dos versiones que declaran el origen de la magdalena. La primera se remonta al siglo XVIII donde se afirma que su creación fue descubierta por el rey polaco Stanislas Leszcynski, suegro del rey Luis XV de Francia, y ex-rey electo de Polonia, Duque de Lorena, en las cocinas de su propio castillo en Commercy, la ciudad de los "Placeres reales".

El rey a menudo se alojaba en su castillo al cual le gustaba ir para cazar y para recibir a sus invitados. Se dice que una joven campesina sirvienta de la marquesa Perrotin de Baumont, una de las invitadas del rey, estaba preparando esta dulce receta cuando el duque Stanislas Leszczyński la pilló y la probó.

Al monarca le gustó tanto, que cuando la probó decidió darle el nombre de su creadora: “Madeleine”. Así pues, este misterioso pastelillo pronto fue aclamado por toda la corte de Versalles y después, por todo París. A esta jovencita le debemos mucho, ¿verdad? Gracias a ella desayunamos y merendamos cada día unas esponjosas magdalenas... ¿o quizás no?

 

Existe otra versión, que indica que el origen de la magdalena proviene del reconocido Camino de Santiago. La historia cuenta que una joven vendía unos pastelillos muy esponjosos y dulces a todos los peregrinos que se encontraban recorriendo el famoso camino. Esta joven, que se llamaba Magdalena, comentaba mientras las vendía que hacía los pastelillos para que los peregrinos recordaran la concha, el símbolo de este peregrinaje. Una de las características principales de esta magdalena son las estrías que recuerdan a la concha del peregrino, que es como se presentan las más tradicionales.

 

La receta tradicional de la magdalena contiene harina, azúcar, mantequilla, levadura seca, huevos y limón. La forma más habitual de encontrársela es en forma redondeada y envuelta en un papel redondo y estriado. ¡Pero no te olvidéis que las magdalenas no tienen nada que ver con los mufins o los cup-cakes de hoy en día! ¿Sabes qué diferencia hay? Pues que mientras las magdalenas se hacen con aceite de oliva, los muffins y los cup-cakes se hacen con mantequilla.

 

Ahora que ya sabes la historia del origen de la famosa magdalena, seguro que te han entrado ganas de comerte una, ¿a que sí? Pues tenemos una receta especial para ti. Si quieres saber preparar una magdalena rellena con dulce de leche y mascarpone con fresas, no te pierdas la receta que viene a continuación. ¡Te quedará deliciosa!

Necesitas:

-          Nuestra magdalena con azúcar

-          100 gr de Mascarpone

-          100 gr de Fresas

-          10 gr de Nata líquida para cocinar

-          100 gr de Dulce de leche

-          Chocolate de cobertura

 

En primer lugar, añades los 100 gr de mascarpone a un bol junto con el dulce de leche y la nata líquida para cocinar. Una vez estén todos los ingredientes juntos, los mezclamos bien hasta que quede una mezcla homogénea. Seguidamente, toca deshacer el chocolate en el microondas.

 

¡Ahora viene la parte más divertida! Corta la magdalena por la parte del medio haciendo un corte horizontal. A continuación, corta las fresas y saca la molla de la parte inferior de la magdalena. Después, solo queda untar la masa de mascarpone y el dulce de leche dentro de la magdalena.

Para darle el toque final, moja la parte superior de la magdalena en el chocolate deshecho y coloca unos cuántos trocitos de fresa por encima. ¡Ya tendrías tu magdalena rellena!

¡Y hasta aquí el post de hoy! ¿Qué te ha parecido? ¿Ya conocías la historia de la magdalena? Recuerda que puedes encontrar cualquier magdalena en cualquiera de nuestros obradores. ¡Esperamos que te haya gustado y que prepares esta receta con mucha dulzura!

¡Hasta otra!